Siberia: Descubrimiento, conquista y colonización
Carlos Junquera Rubio
Lo que entendemos hoy por Siberia responde a una inmensa extensión de terreno que ocupa más de 13 000 000 de km2 en el mapa físico de Rusia, que tiene territorios en Europa y Asia. La colonización se inició a raíz de la conquista de Kazán y Astrakán, lo que permitió que Iván IV liquidara el khanato de Sibir y lo incorporara al principado de Moscú, que, para esas fechas, era el más notable surgido de avatares anteriores de la dinastía Ryurikida.
En los procesos de colonización una cosa es alcanzar a conocer un territorio, otra ocuparlo militarmente y otra más introducirlo en la órbita de influencia de quienes lo adquieren por esos medios. En un primer momento, se pretendieron dos cosas: 1) liquidar al khanato de Sibir, por ser heredero del enemigo tradicional de siglos; es decir: los mongoles, y 2) eliminar a los intermediarios en el comercio de pieles, que en aquella época era lucrativo (y lo sigue siendo). Posteriormente será necesario acudir a la creación de instituciones coloniales de cuño novedoso para que se consoliden los deseos moscovitas.
Desde Yermak a la actualidad, el territorio siberiano se expandió y se contrajo, pues todo ha dependido del momento histórico. Siberia es taiga, tundra, hielo, clima durísimo, numerosas sociedades nativas, creencias de muchos signos, pero también es uno de los lugares más ricos en materias primas. Es el lugar por el que discurre el Transiberiano, el ferrocarril más largo del mundo, cuya puesta a punto representó gestas y hazañas fabulosas. En sus rincones, los zares y los comunistas, especialmente Stalin, crearon los centros de trabajo forzados cuyos nombres se explican en este libro, así como las guerras civiles y las internacionales.
- Escritor
- Carlos Junquera Rubio
- Colección
- Historia
- Materia
- HISTORIA
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788477683384
- ISBN
- 978-84-7768-338-4
- Páginas
- 838
- Ancho
- 17 cm
- Alto
- 24 cm
- Edición
- 1